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miércoles, 29 de abril de 2015

BREVE HISTORIA DEL PRO

I
Todos sabemos que la Oligarquía nunca formó un partido político propio. Siempre se consideró por sobre las estructuras ejecutando políticas por medio de otros.
Los objetivos de la Dictadura Militar no fueron asesinar y hacer desaparecer gente, sino instalar el Liberalismo Económico sin reparar en los medios.
La Dictadura tampoco pensó en formar un Partido Militar Liberal sino que se nutrió de dirigentes políticos formados en esa ideología y solo uno de sus integrantes supuso que si surgía un Partido Liberal debía ser peronista (Massera).
La continuidad del liberalismo recayó en la UCEDÉ que a contramano de sus sectores más oligárquicos, resolvió competir electoralmente a la manera de la UCR y el PJ, pero se encontró con que el peronismo no era ese cuco hostil al liberalismo sino su principal impulsor a partir de la potencia electoral de Menem. Y también se encontró con una poderosa derecha liberal en el Delarruismo radical.
El discurso pro-mercado liberal se fue acomodando a los cambios y lo primero que adoptó como ariete político fue la acusación de corrupción y amoralidad públicas (Los medios hegemónicos y el mismo Lanata desde Página 12 se hacían eco de este desencanto sin llegar a molestar en los caminos profundos por los que transitó el desmantelamiento del Estado). Así conformaron una estructura ideológica versátil que se acomodó, primero al lado del menemismo mientras mantuviera a Cavallo como Ministro y luego al lado de la Alianza UCR-FREPASO, mientras reinstalara a Cavallo como Ministro (O en su defecto a López Murphy).
Con Menem neutralizaron a los sindicalistas mas poderosos, simplemente amenazándolos con lo que mas les duele, los recursos de las Obras Sociales; en 1995 Rodriguez Larreta fue Director de ANSES (Luego pasó a Desarrollo Social y se lo llevó Ruckauf a la Provincia de Bs.As. como Director del Instituto de Previsión Social del cual pasó a instalar la Fundación Emprender y  a Dirigir la DGI en 2001).
A los inversores extranjeros le dieron las jubilaciones y a la educación la provincializaron. Lo que no es negocio se liquida, lo que se puede ahorrar se ahorra, la Nación fué una empresa. Sin hipótesis de conflicto vendieron todo, desmantelaron el Estado y alimentaron a una nueva generación de especuladores liberales que se instalaron en todos los partidos políticos para hacer negocios.
Desde antes de la crisis 2001-2002, el Liberalismo se ocupó de formar cuadros liberales y neo-liberales con distintas Escuelas, Fundaciones, Organizaciones No Gubernamentales, y estructuras empresariales con alguna capacidad organizativa funcional a la vía democrática y al armado de listas propias o alquiladas; y vendió “Planes” a medida y por abono a cuanto Liberal demostrara capacidades para llegar al poder.
Fundación Mediterránea, Acción por la República, Creer y Crecer, Unidos por la Justicia, Unidos del Sud, la ONG jurídica Fores que defendía a los jueces del Proceso, Fundación Emprender, la CIPPEC planificando Políticas Públicas con financistas del nivel de Francisco de Narváez, la UI, la Rural, los Monopolios de Medios y la Banca Extranjera culminaron en un proyecto formador de cuadros llamado Grupo Sophia presidido por Horacio Rodríguez Larreta luego de su intervención en el PAMI y la creación en 2002 de Compromiso para el Cambio junto a Mauricio Macri.
Por el Grupo Sophia y su espacio Acuerdo Federal empezaron a circular todos los dirigentes políticos debilitados públicamente por el “que se vayan todos”. Ese era el método clásico de acción política de la oligarquía sin partido.
Aplicados a cazar “disponibles” y cambiarles el discurso, esperaban a un líder que los sostuviera desde ese nuevo modo de mantener el liberalismo en el poder.
De Narváez quiso cobrar sus dividendos pero le fue mal; se produjo una avalancha de candidatos, pero el líder del proyecto debía aparecer desde los territorios y hacer una previa exitosa en votos. Ya en ese momento Scioli y Macri estaban en la primera fila de aspirantes.
Ese líder deseado o estaba en Boca o conseguía manejar la Provincia con los jefes territoriales del peronismo. Mientras tanto la derecha liberal peronista ocupaba el gobierno, cuidando el sillón de Rivadavia, haciendo de campana, movilizando y desmovilizando, agitando y reprimiendo a los agitados y evitando que se cayeran los grandes capitales.
En ese proceso de salida de la crisis nació el neoliberalismo como fuerza política organizada. “No estaban muertos, estaban de parranda” y fue el final de la Cultura Política argentina tradicional.
La contrapartida del desencanto político tenía pocas chances y un exclusivo estandarte de lucha altamente  abarcativo en “La defensa de los Derechos Humanos” y las exigencias de Memoria y Justicia. Mientras lo Económico se desperdigaba en anarquías militantes minoritarias y experiencias cooperativas desesperadas, dominadas por la antipolítica, el liberalismo se organizó para defender lo suyo, manteniendo alianzas muy fuertes con la derecha peronista.
El PRO no es un engendro caprichoso sino el fruto de un trabajo político profundo del liberalismo económico para dotar a la oligarquía de una herramienta moderna, un Partido Liberal, con votos propios.
Se imponía recuperar la Cultura Política y ese fue el paso fundamental del kirchnerismo. De ese paso de Néstor Kirchner hacia un modelo integrador, reparador y opuesto al desguace del Estado, nace el enfrentamiento frontal del liberalismo con el modelo kirchnerista y una división sinuosa  en el aparato del peronismo liberal.

II (continuará)


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